Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

¿Timidez o ansiedad social? (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Trastornos de
Ansiedad

Todas las personas saben lo que es sentir ansiedad: los
hormigueos en el estómago antes de la primera cita, la
tensión que se siente cuando el jefe está enojado,
la forma en que el corazón
late si uno está en una circunstancia peligrosa. La
ansiedad incita a actuar. Nos anima a enfrentarnos a una
situación amenazadora. Nos hace estudiar más para
ese examen y nos mantiene alerta cuando estamos pronunciando un
discurso. En
general, nos ayuda a enfrentarnos a las situaciones.

Pero si se sufre de trastorno de ansiedad, esta
emoción normalmente útil puede dar un resultado
diametralmente opuesto: evita que uno encare una situación
y trastorna la vida diaria. Los trastornos de ansiedad no son
sólo un caso de "nervios." Son problemas
frecuentemente relacionados con la estructura
biológica y las experiencias en la vida de un individuo y
con frecuencia son hereditarias. Existen varios tipos de
trastornos de ansiedad, cada uno con sus características
propias.

Un trastorno de ansiedad puede hacer que se sienta
ansioso casi todo el tiempo sin
ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser
tan incómodas que, para evitarlas, la persona hasta
suspenda algunas de sus actividades diarias. O uno puede sufrir
ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que lo aterrorizan e
inmovilizan.

Trastorno
de Ansiedad Generalizada

Yo siempre pensé que era aprensivo. Me
sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas
sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes.
Podían durar días. Me preocupaba por la cena que
iba a preparar para la fiesta o cuál sería un
magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía
dejar nada de lado.

Tenía serios problemas para dormir. Hubo
ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en la
mitad de la noche. Me costaba trabajo
concentrarme aún mientras leía el
periódico o una novela. A veces
me sentía un poco mareado. Mi corazón latía
apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba
aún más.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho
más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta
en su vida diaria. Son preocupación y tensión
crónicas aún cuando nada parece provocarlas. El
padecer de este problema significa anticipar siempre un desastre,
frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero,
la familia o
el trabajo.
Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es
difícil de localizar. El simple hecho de pensar en
confrontar el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG no parecen poder
deshacerse de sus inquietudes aún cuando generalmente
comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la
situación justifica. Quienes padecen de TAG también
parecen no poder relajar. Frecuentemente tienen trabajo en
conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus
preocupaciones van acompañadas de manifestaciones
físicas, especialmente temblores, contracciones nerviosas,
tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad,
transpiración o accesos de calor. Pueden
sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden
sentir náusea
o que tienen que ir al baño frecuentemente. O pueden
sentir como si tuvieran un nudo en la garganta.

Depresión

La depresión
residual frecuentemente acompaña a los trastornos de
ansiedad y, cuando esto sucede, también debe considerarse.
Los sentimientos de tristeza, apatía o desesperanza,
cambios en el apetito o en el sueño así como la
dificultad en concentrarse que frecuentemente caracterizan a la
depresión pueden ser tratados con
efectividad con medicamentos antidepresivos o, dependiendo de la
severidad del mal, con psicoterapia.
Algunas personas responden mejor a una combinación de
medicamentos y psicoterapia. El tratamiento puede ayudar a la
mayoría de las personas que sufren de
depresión.

Por lo general, el daño
asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se
sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A
diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas
con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como
resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo,
el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para
llevar a cabo hasta las actividades diarias más
simples.

El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor
frecuencia a personas en su niñez o adolescencia,
pero también puede comenzar en la edad adulta. Es
más común en las mujeres que en los hombres y con
frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se
diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses
preocupándose excesivamente por varios problemas
diarios.

En general, los síntomas de TAG tienden a
disminuir con la edad. Un tratamiento acertado puede incluir un
medicamento llamado buspirone. Se están llevando a cabo
investigaciones para confirmar la efectividad de
otros medicamentos como benzodiazepinas y antidepresivos.
También son útiles la técnica de terapia de
comportamiento
cognoscitivo, las técnicas
de relajamiento y de retroalimentación para controlar la
tensión muscular.

Trastorno de
Pánico

Comenzó hace 10 años. Estaba sentada
durante un seminario en un
hotel y esta sensación
salió de la nada. Sentí que me estaba
muriendo.

Para mí, un ataque de pánico es casi
una experiencia violenta. Siento que me estoy volviendo loca. Me
hace sentir que estoy perdiendo el control en forma
extrema. Mi corazón late con fuerza, todo
parece irreal y hay una fuerte sensación de calamidad
inminente.

Entre un ataque y otro existe este pavor y ansiedad
de que van a regresar. El tratar de escapar a estas sensaciones
de pánico puede ser agotador.

Síntomas de un ataque de pánico

  • Palpitaciones
  • Dolores en el pecho
  • Mareos o vértigos
  • Náusea o problemas estomacales
  • Sofocos o escalofríos
  • Falta de aire o una sensación de
    asfixia
  • Hormigueo o entumecimiento
  • Estremecimiento o temblores
  • Sensación de irrealidad
  • Terror
  • Sensación de falta de control o estar
    volviéndose loco
  • Temor a morir
  • Transpiración

Quienes padecen de trastornos de pánico
experimentan sensaciones de terror que les llegan repentina y
repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va
a ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad
intensa entre cada episodio al preocuparse de cuando y donde les
llegará el siguiente. Entre tanto, existe una continua
preocupación de que en cualquier momento se va a presentar
otro ataque.

Cuando llega un ataque de pánico, lo más
probable es que la persona sufra palpitaciones y se sienta
sudoroso, débil o mareado. Se puede sentir cosquilleo en
las manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta
sofocado o con escalofríos. Puede experimentar dolor en el
pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que
suceda una calamidad o de perder el control. La persona puede
creer que está sufriendo un ataque al corazón o de
apoplejía, que está perdiendo la razón o que
está al borde de la muerte. Los
ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la
noche al estar dormido, aunque lo último es raro. Mientras
casi todos los ataques duran aproximadamente dos minutos, en
ocasiones pueden durar hasta 10 minutos. En casos poco comunes
pueden durar una hora o más.

El trastorno de pánico ataca cuando menos al 1.6
por ciento de la población y es doblemente más
común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse
a cualquier edad, en los niños o
en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos
jóvenes. No todos los que sufren ataques de pánico
terminan teniendo trastornos de pánico; por ejemplo,
muchas personas sufren un ataque y nunca vuelven a tener otro.
Sin embargo, para quienes padecen de trastornos de pánico
es importante obtener tratamiento adecuado. Un trastorno
así, si no se atiende, puede resultar en
invalidez.

Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy
restringidas porque evitan actividades diarias normales como ir
al mercado, manejar
un vehículo o, en algunos casos aun salir de su casa. O
bien, pueden llegar a confrontar una situación que les
causa miedo siempre y cuando vayan acompañadas de su
cónyuge o de otra persona que les merezca confianza.
Básicamente, evitan cualquier situación que temen
pueda hacerlas sentirse indefensas si ocurre un ataque de
pánico. Cuando, como resultado de este mal, las vidas de
las personas llegan a ser tan restringidas como sucede en casi
una tercera parte de las personas que padecen de trastornos de
pánico, en lugares públicos se le llama
agorafobia. La tendencia hacia trastornos de pánico
y agorafobia tiende a ser hereditario. Sin embargo un tratamiento
oportuno al trastorno de pánico puede frecuentemente
detener el progreso hacia la agorafobia.

Se han hecho estudios que demuestran que un tratamiento
adecuado, un tipo de psicoterapia llamada terapia de
comportamiento cognoscitivo, medicamentos, o posiblemente una
combinación de ambos, ayuda del 70 al 90 por ciento de las
personas con trastornos de pánico. Se puede apreciar una
significante mejoría entre 6 a 8 semanas después de
iniciarse el tratamiento.

Los medios usados
en la terapia de comportamiento cognoscitivo enseñan al
paciente a ver las situaciones de pánico de manera
diferente y enseñan varios modos de reducir la ansiedad,
por ejemplo haciendo ejercicios de respiración o acudiendo a técnicas
que dan nuevo enfoque a la atención. Otra técnica que se usa en
la terapia de comportamiento cognoscitivo, conocida como terapia
de exposición frecuentemente puede mitigar las
fobias resultantes de un trastorno de pánico. En la
terapia de exposición, se habitúa poco a poco a las
personas a la situación temida hasta que llegan a hacerse
insensibles a ella.

Algunas personas encuentran el mayor alivio a los
síntomas del trastorno de pánico cuando toman
ciertos medicamentos recetados por el médico. Esos
medicamentos, al igual que la terapia de comportamiento
cognoscitivo, pueden ayudar a prevenir ataques de pánico o
a reducir su frecuencia y severidad. Los dos tipos de
medicamentos que se ha comprobado son seguros y
efectivos en el tratamiento del trastorno de pánico son
los antidepresivos y las benzodiazepinas.

Fobias

Las fobias suceden en distintas formas. Una fobia
específica
significa un miedo a algún objeto o
situación determinada. Una fobia social es el miedo
a colocarse en una situación sumamente vergonzosa en un
medio social. Por último, la agorafobia, que
frecuentemente acompaña al trastorno de pánico es
el miedo que siente la persona de encontrarse en cualquier
situación pública que pueda provocar un ataque de
pánico o de la cual le sea difícil escapar si
éste llegara a ocurrir.

Fobias
específicas

Tengo miedo de viajar en avión y por lo tanto
ya no lo hago. Es una sensación horrible la que siento
cuando se cierra la puerta del avión y me siento metido en
una trampa. Mi corazón late fuertemente y sudo la gota
gorda. Si alguien comienza a hablarme me pongo tenso y me
preocupo. Cuando el avión comienza a ascender no hace otra
cosa que reforzar el miedo de que no pueda salir de ahí.
Me imagino que estoy perdiendo el control, que mi mente danza como
loca, que subo por las paredes, pero por supuesto, nunca lo hago.
No me da miedo que el avión se estrelle o que nos toque
clima
turbulento. Es únicamente esa sensación de estar
atrapado. Siempre que he querido cambiar de trabajo tengo que
pensar "¿va a ser necesario viajar en avión?" Por
el momento solamente voy a lugares a los que pueda ir manejando o
por autobús. Mis amigos siempre me dicen que, de todas
maneras, no podría salirme de un vehículo que va
viajando a altas velocidades así que ¿por
qué los autobuses no me molestan? Yo les contesto que
éste no es un miedo racional.

Muchas personas experimentan fobias específicas,
miedos intensos e irracionales a ciertas cosas o situaciones;
algunos de los más comunes son: perros, espacios
cerrados, alturas, ascensores, túneles, manejar en
carreteras, agua, volar y
la presencia de sangre. Las
fobias no son únicamente miedo extremo, son miedo
irracional. Una persona puede esquiar en las montañas
más altas con toda facilidad pero siente pánico de
subir al 10º piso de un edificio de oficinas. Los adultos
con fobias comprenden que sus miedos son irracionales pero
frecuentemente enfrentarse a los objetos o a las situaciones que
las ocasionan o siquiera pensar en enfrentarlos, ocasiona un
ataque de pánico o ansiedad severa.

Las fobias específicas atacan a más de una
de cada diez personas. Nadie sabe exactamente qué las
ocasiona aunque parece que son hereditarias y que son más
comunes en las mujeres. Generalmente las fobias aparecen primero
en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan repentinamente
y tienden a ser más persistentes que las que se inician en
la niñez; de las fobias de los adultos únicamente
más o menos el 20 por ciento desaparecen solas. Cuando los
niños tienen fobias específicas, por ejemplo, miedo
a los animales, esos
miedos por lo general desaparecen con el tiempo aunque pueden
extenderse a la edad adulta. Nadie sabe por qué persisten
en algunas personas y desaparecen en otras.

Las personas con fobias no sienten la necesidad de
recibir tratamiento, si les es fácil evitar lo que les
causa miedo. Sin embargo, en ocasiones tendrán que tomar
decisiones importantes en su carrera o en lo personal para
evitar una situación que les produzca ansiedad.

No existe hasta ahora un tratamiento comprobado a base
de medicamentos, para fobias específicas, pero en
ocasiones ciertas medicinas pueden recetarse para ayudar a
reducir los síntomas de ansiedad antes de que la persona
se enfrente a una situación de fobia.

Fobia Social

Yo no podía aceptar invitaciones ni ir a
fiestas. Por un tiempo ni siquiera podía ir a mis clases.
En mi segundo año de facultad tuve que quedarme en mi casa
durante un semestre.

Mi miedo podía presentarse en cualquier
situación social. Sentía ansiedad aún antes
de salir de mi casa y aumentaba al irme aproximando a mi clase, a la
fiesta o adonde quiera que fuera. Sentía el
estómago descompuesto y casi creía tener gripe. Mi
corazón latía fuertemente, las palmas de las manos
se me llenaban de sudor y tenía la sensación de
estar separada de mí misma y de todos los
demás.

Cuando entraba a un salón lleno de gente, me
ruborizaba y sentía que todos los ojos estaban puestos en
mí. Me daba vergüenza pararme en un rincón yo
sola pero no podía pensar en qué decir a nadie. Me
sentía tan torpe que me quería ir
inmediatamente.

La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse
humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal
modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente
a las demás personas. Frecuentemente es hereditaria y
puede estar acompañada de depresión o de alcoholismo.
La fobia social frecuentemente comienza alrededor del principio
de la adolescencia o aún antes.

Si uno sufre de fobia social tiene la idea de que las
otras personas son muy competentes en público y que uno no
lo es. Pequeños errores que se cometan pueden parecerle
mucho más exagerados de lo que en realidad son. Puede
parecerle muy vergonzoso ruborizarse y siente que todas las
personas lo están mirando. Puede tener miedo de estar con
personas que no sean las más allegadas a uno. O su miedo
puede ser más específico, como el sentir ansiedad
si tiene que dar un discurso, hablar con un jefe o alguna otra
persona con autoridad, o
bien aceptar una invitación. La fobia social más
común es el miedo de hablar en público. En
ocasiones, la fobia social involucra un miedo general a
situaciones sociales tales como fiestas. Menos frecuente es el
miedo de usar un baño público, comer fuera de casa,
hablar por teléfono o escribir en presencia de otras
personas, como por ejemplo, escribir un cheque.

Tratamiento para
los Trastornos de Ansiedad

Muchas personas con trastornos de ansiedad pueden
ayudarse con tratamiento. La terapia para trastornos de ansiedad
frecuentemente incluye medicamentos o formas específicas
de psicoterapia.

Los medicamentos, aunque no son curaciones, pueden ser
muy efectivos para mitigar los síntomas de ansiedad. En la
actualidad, gracias a la investigación llevada a cabo por
científicos en el NIMH y otras instituciones
de investigación, existen más medicamentos
disponibles que antes para el tratamiento de trastornos de
ansiedad. De tal manera que, si un medicamento no da el resultado
buscado, generalmente hay otros que se pueden probar.
Además, se están descubriendo nuevos medicamentos
para el tratamiento de los síntomas de
ansiedad.

Las investigaciones también han demostrado que la
terapia de comportamiento y la terapia de comportamiento
cognoscitivo pueden ser efectivas para el tratamiento de varios
trastornos de ansiedad.

La terapia de comportamiento se concentra en cambiar
acciones
específicas y usa varias técnicas para disminuir o
detener un comportamiento indeseable. Por ejemplo, una
técnica entrena a los pacientes en respiración
diafragmática,
un ejercicio especial de
respiración que consiste en respiraciones lentas,
profundas, para reducir la ansiedad. Esto es necesario porque las
personas que tienen ansiedad frecuentemente sufren de
hiperventilación, respirando rápidamente cortas
cantidades de aire que pueden provocar latidos rápidos del
corazón, mareos y otros síntomas. Otra
técnica: terapia de exposición expone gradualmente
a los pacientes a aquello que los asusta y les ayuda a vencer sus
miedos.

Al igual que la terapia de comportamiento, la terapia de
comportamiento cognoscitivo enseña a los pacientes a
reaccionar en forma diferente en las situaciones y sensaciones
corporales que desatan los ataques de pánico y otros
síntomas de ansiedad. Sin embargo, los pacientes
también aprenden a comprender la forma en que su manera de
pensar contribuye a sus síntomas y cómo cambiar sus
pensamientos para disminuir la posibilidad de que los
síntomas ocurran. Este entendimiento de los patrones de
pensamiento se
combina con la técnica de exposición y con otras
terapias de comportamiento para ayudar a las personas a
enfrentarse a las situaciones que les causan miedo. Por ejemplo,
alguien que se siente mareado durante un ataque de pánico
y teme que se va a morir puede recibir ayuda con la siguiente
técnica que se usa en la terapia de comportamiento
cognoscitivo: el terapeuta le pide al paciente que dé
vueltas en un mismo lugar hasta que se maree. Cuando el paciente
se alarma y comienza a pensar: "me voy a morir," él
aprende a reemplazar ese pensamiento con otro más
apropiado como "no es más que un pequeño mareo; yo
puedo controlarlo."

Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con
timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden
sentirse muy incómodas cuando están con otras
personas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar
una situación social y no necesariamente evitan
circunstancias que las haga sentirse cohibidas. En cambio, las
personas con una fobia social no necesariamente son
tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con
otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones
especiales, como NAMI California en un pasillo con personas a los
lados o dando un discurso, pueden sentir intensa ansiedad. La
fobia social trastorna la vida normal, interfiriendo con una
carrera o con una relación social.

Por ejemplo: un trabajador puede dejar de aceptar un
ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en
público. El miedo a un evento social puede comenzar
semanas antes y los síntomas pueden ser muy
agotadores.

Las personas con fobia social no necesariamente son
tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con
otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones
especiales pueden sentir intensa ansiedad.

Las personas con fobia social comprenden que sus
sensaciones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran
aprensión antes de enfrentarse a la situación que
temen y harán todo lo posible para evitarla. Aún
cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten
gran ansiedad desde antes y están muy incómodas
todo el tiempo. Posteriormente, las sensaciones desagradables
pueden continuar con la preocupación de haber sido
juzgados o con lo que los demás hayan pensado u observado
respecto a ellos.

Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que
sufren de fobia social encuentran alivio a sus síntomas
cuando se les da tratamiento de terapia de comportamiento
cognoscitivo, de medicamentos, o una combinación de ambos.
La terapia puede involucrar aprender a ver los eventos sociales
en forma diferente; exponerse a una situación social
aparentemente amenazadora de tal manera que les sea más
fácil enfrentarse a ella; además, aprender
técnicas para reducir la ansiedad, adquirir habilidades
sociales y practicar técnicas de relajamiento.

Entre los medicamentos que han probado ser efectivos
están los antidepresivos llamados inhibidores MAO. Las
personas que padecen de una forma específica de fobia
social llamada fobia de actuación han recibido ayuda de
unos medicamentos llamados bloques-beta. Por ejemplo, se puede
recetar bloques-beta a músicos y otras personas con este
tipo de ansiedad para que los tomen en día en que van a
actuar.

Trastorno
obsesivo-compulsivo

No podía hacer algo sin un ritual. Estos
rituales trascendían a todos los aspectos de mi vida. Para
mí, era muy importante contar. En la noche, cuando
ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un
número que no sumara un "mal" número. Si mi hermana
tenía 33 años y yo 24, no podía dejar
la
televisión en el canal 33 o en el 24. Me echaba
champú tres veces en lugar de una porque tres era un
número de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al
leer porque contaba las líneas de cada párrafo. Si estaba escribiendo una tarea
para mi examen en la escuela no
podía tener cierto número de palabras en una
línea si sumaban un mal número. Siempre estaba
preocupada pensando que si no hacía cierta cosa mis padres
iban a morir. O me afligía hacer algo que causara
daño a mis padres lo cual era totalmente irracional. No
podía usar nada que dijera Boston porque mis padres eran
de ahí. No podía escribir la palabra "muerte" porque
me preocupaba que algo malo sucediera.

El vestirme en las mañanas era muy
difícil porque yo tenía una rutina y si me desviaba
de ella, tenía que volverme a vestir.

Yo sabía que esos rituales no tenían
sentido pero no parecía que pudiera sobrepasarlas hasta
que me sometí a terapia.

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno
caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad
que usted siente que no puede controlar. Si usted padece de TOC,
como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o imágenes
persistentes indeseables o por la necesidad urgente de celebrar
ciertos ritos.

Usted puede estar obsesionado con los gérmenes o
la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez. Puede
estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las
cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de
violencia y
teme hacer daño a las personas que están cerca de
usted. Puede pasar largos períodos de tiempo tocando las
cosas o contando; puede estar preocupado por el orden y la
simetría; puede tener pensamientos persistentes de llevar
a cabo actos sexuales que le son repugnantes; o puede afligirle
tener pensamientos que van contra su religión.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se
llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de
prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos. No es placentero
celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer;
únicamente siente descanso temporal de la incomodidad
causada por la obsesión.

Muchas personas saludables pueden aceptar tener algunos
de estos síntomas de TOC, tales como revisar la estufa
varias veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el
trastorno únicamente cuando dichas actividades consumen
cuando menos una hora al día, son muy angustiosas o
interfieren con la vida diaria.

Muchos adultos con este problema de salud reconocen que
lo que están haciendo no tiene sentido pero no pueden
evitarlo. Sin embargo, muchas personas, especialmente
niños con TOC, pueden no comprender que su comportamiento
está fuera de lo normal.

El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en
igual número y aflige a más o menos 1 de cada 50
personas. Puede aparecer en la niñez, en la adolescencia o
en la edad madura pero como promedio se detecta en los
jóvenes o en los adultos jóvenes. Un tercio de los
adultos con TOC experimentaron sus primeros síntomas en la
niñez. El curso que sigue la enfermedad es variable; los
síntomas pueden ir y venir, mitigarse por un tiempo o
empeorar progresivamente. La evidencia de que se dispone sugiere
que el TLC puede
venir de familia.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se
llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de
prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos. No es placentero
celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer;
únicamente siente descanso temporal de la incomodidad
causada por la obsesión.

La depresión u otros trastornos de ansiedad
pueden acompañar al TOC. Además, algunas personas
con TOC sufren de trastornos alimenticios. También pueden
evitar las situaciones en las cuales tengan que enfrentarse a sus
obsesiones. O pueden tratar, sin éxito,
de usar alcohol o
drogas para
calmarse. Si el TOC se agrava seriamente puede interponerse entre
una persona y su empleo o
evitar que esa persona asuma responsabilidades normales en su
casa, pero por lo general no llega a esos extremos.

La investigación de los científicos
apoyados por el NIMH y otros investigadores ha dado como
resultado obtener medicamentos y tratamientos de comportamiento
que pueden beneficiar a las personas con TOC. Una
combinación de los dos tratamientos casi siempre ayuda a
la mayoría de los pacientes. Algunos individuos responden
mejor a una terapia y otros requieren una distinta. Dos
medicamentos que han probado ser efectivos en el tratamiento del
TOC son la clomipramina y el fluoxetin. Sin embargo, varios
más parecen ser prometedores y podrán obtenerse en
un futuro cercano.

La terapia de comportamiento, específicamente una
llamada prevención por exposición y
respuesta
también ha demostrado ser buena en el
tratamiento del TOC. Consiste en exponer a la persona a lo que
causa el problema y luego ayudar a el o a la paciente a hacer a
un lado el ritual acostumbrado; por ejemplo, hacer que el o la
paciente toque algo sucio y después no se lave las manos.
Esta terapia frecuentemente tiene éxito en pacientes que
completan un programa de
terapia de comportamiento, aunque los resultados han sido menos
favorables en algunas personas con TOC y con
depresión.

Trastorno postraumático por
tensión

Fui violada a los 25 años. Por mucho tiempo
hablé de esa violación a un nivel intelectual como
si fuera algo que le hubiera pasado a otras personas. Yo
sabía muy bien que me había pasado a mí,
pero sencillamente no existía una sensación. Por un
tiempo me saqué el bulto de encima.

Empecé a tener recuerdos retrospectivos. Me
llegaban como un golpe de agua. Estaba aterrorizada.
Repentinamente comencé a revivir la violación. Cada
momento era sobrecogedor. Sentía que mi cabeza se
movía un poco, sacudiéndose, pero eso no era
verdad. Me sofocaba o se me secaba la boca y mi
respiración cambiaba. Estaba como suspendida. No
sentía el cojín sobre el cual estaba sentada o que
mi brazo estaba tocando un mueble. Parecía estar dentro de
una burbuja como si flotara. Era de dar miedo. Tener recuerdos
retrospectivos puede causar opresión. Lo deja a uno
agotado.

La violación tuvo lugar una semana antes de
Navidad y me
siento como un hombre lobo
cerca de esas fechas. El cambio a ansiedad y miedo es
increíble.

El trastorno postraumático por tensión
(TPT) es una condición debilitante que sigue a un evento
de terror. Frecuentemente, las personas que sufren de TPT tienen
persistentemente memorias y
pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten
emocionalmente paralizadas, especialmente hacia personas que
antes estuvieron cerca de ella. El TPT, conocido antes como
sobresalto por proyectil o fatiga de batalla, fue traído a
la atención pública por los veteranos de guerra pero
puede ser el resultado de varios otros incidentes
traumáticos. Incluyen rapto, graves accidentes
como choques de automóviles o de trenes, desastres
naturales como inundaciones o temblores, ataques violentos
tales como asaltos, violaciones o tortura, o ser plagiado. El
evento que desata este trastorno puede ser algo que amenace la
vida de esa persona o la vida de alguien cercano a ella. O bien,
puede ser algo que vio, como por ejemplo la destrucción en
masa después de la caída de un
aeroplano.

Cualquiera que sea la razón del problema, algunas
personas con TPT repetidamente vuelven a vivir el trauma en forma
de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el día.
Pueden también experimentar problemas de sueño,
depresión, sensación de indiferencia o de
entumecimiento o se sobresaltan fácilmente. Pueden perder
el interés
en cosas que antes les causaban alegría y les cuesta
trabajo sentir afecto. Es posible que se sientan irritables,
más agresivas que antes o hasta violentas. El ver cosas
que les recuerdan el incidente puede ser molesto, lo que
podría hacerles evitar ciertos lugares o situaciones que
les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo que
sucedió frecuentemente son muy
difíciles.

Sucesos ordinarios pueden servir de recordatorios del
trauma y ocasionar recuerdos inquietantes o imágenes
intrusas. Los aniversarios de lo que sucedió
frecuentemente son muy difíciles.

El TPT puede presentarse en cualquier edad, incluyendo
la niñez. El trastorno puede venir acompañado de
depresión, de abuso de substancias químicas o de
ansiedad. Los síntomas pueden ser ligeros o graves; las
personas pueden irritarse fácilmente o tener violentos
arranques de cólera
o de mal humor. En casos severos, los afectados pueden tener
dificultad para trabajar o para socializar. En general, los
síntomas pueden ser peores si el evento que los ocasiona
fue obra de una persona, como en el caso de violación, a
comparación de uno natural como es una
inundación.

Los eventos ordinarios pueden traer el trauma a la mente
e iniciar recuerdos retrospectivos o imágenes intrusas. Un
recuerdo retrospectivo puede hacer que la persona pierda contacto
con la realidad y vuelva a vivir el evento durante un
período de unos segundos o por horas o, muy raramente, por
días. Una persona que tiene recuerdos retrospectivos que
pueden presentarse en forma de imágenes, sonidos, olores o
sensaciones, generalmente cree que el evento traumático
está volviendo a repetirse.

No todas las personas traumatizadas sufren un verdadero
caso de TLT o experimentan TLT en lo absoluto. Se diagnostica TLT
únicamente si los síntomas duran más de un
mes. En aquellas personas que tienen TLT, los síntomas
generalmente comienzan tres meses después del trauma y el
curso de la enfermedad varía. Hay quienes se recuperan
dentro de los siguientes 6 meses; a otros, los síntomas
les duran mucho más tiempo. En algunos casos, la
condición puede ser crónica. Ocasionalmente, la
enfermedad no se detecta sino hasta varios años
después del evento traumático.

Los medicamentos antidepresivos y los que se recetan
para aminorar la ansiedad, pueden disminuir los síntomas
de la depresión y los problemas de sueño; y la
psicoterapia, incluyendo la terapia de comportamiento
cognoscitivo, es una parte integral del tratamiento. En ocasiones
el exponerse a lo que el trauma recuerda, como parte de la
terapia, por ejemplo, regresar a la escena de una
violación, puede ayudar. Además, el apoyo de los
familiares y amistades puede agilizar la
recuperación.

Cómo recibir
ayuda en los casos de trastornos de ansiedad

Si usted o alguna persona a quien usted conoce tiene
síntomas de ansiedad, lo mejor que puede hacer
inicialmente es ver al médico familiar. Un médico
puede ayudarlo a determinar si los síntomas son debidos a
un trastorno de ansiedad, a alguna otra condición
médica o a ambos. Más frecuentemente, el siguiente
paso para recibir tratamiento en un trastorno de ansiedad es ser
recomendado a un profesional de salud
mental.

Entre los profesionales que pueden ayudar están
los psiquiatras, los psicólogos, los trabajadores sociales
y los consejeros. Sin embargo, es mejor buscar a un profesional
que tenga entrenamiento especializado en terapia
psicoanalítica, de comportamiento cognoscitivo o en
terapia de comportamiento y que esté dispuesto a usar
medicamentos en caso de que sean necesarios.

Condiciones
Coexistentes

Muchas personas padecen de un sólo tipo de
trastorno de ansiedad y nada más, pero no es raro que un
trastorno de ansiedad venga acompañado de otra enfermedad
como por ejemplo depresión, problemas alimenticios,
alcoholismo, abuso de substancias químicas u otro
trastorno de ansiedad. Frecuentemente quienes padecen de un
trastorno de pánico o fobia social, por ejemplo,
también experimentan la intensa tristeza y desaliento
asociado con la depresión, o se hacen adictos al alcohol.
En esos casos, estos problemas también necesitarán
atenderse.

A veces los psicólogos, los trabajadores sociales
y los consejeros trabajan unidos con un psiquiatra u otro
médico, quien receta los medicamentos cuando éstos
se requieren. Para algunas personas la terapia de grupo o la de
grupos de
auto-ayuda son una parte útil del tratamiento. A muchas
personas les es más útil una combinación de
estas terapias.

Cuando usted busca a un profesional de cuidado de la
salud es importante que pregunte qué tipos de terapia usa
generalmente o si tiene medicamentos disponibles. Es importante
que usted se sienta cómodo con la terapia. De no ser
éste el caso, busque ayuda en otro lado. Sin embargo, si
usted ha estado tomando
medicamentos, es importante no cortar abruptamente el uso de
algunos de ellos, sino irlos rebajando bajo la supervisión de su médico.
Asegúrese de preguntar a su médico cómo
dejar de tomar un medicamento.

Recuerde, sin embargo, que cuando usted encuentra a un
profesional del cuidado de la salud con el cual se siente
satisfecho, ustedes dos están trabajando en equipo. Entre
los dos podrán desarrollar un plan para su
tratamiento del trastorno de ansiedad que pueda involucrar
medicamentos, terapia de comportamiento, o terapia de
comportamiento cognoscitivo, que consideren apropiado. Sin
embargo, los tratamientos para trastornos de ansiedad no
necesariamente dan resultado inmediatamente. Su médico o
terapeuta puede pedirle que siga un plan específico de
tratamiento por varias semanas para determinar si le está
dando resultado.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter